Tener “demasiados frentes abiertos” es, en ocasiones, un desgaste demasiado elevado a nivel personal y organizacional. Y, evidentemente, cuando vas carreteando diferentes dispositivos que no paran de interrumpirte con mensajes, notificaciones y ofertas varias parece imposible atender a absolutamente todo.

Lo peor de todo llega cuando te das cuenta que a medida que avanza el día, cada notificación, cada mensaje, cada aviso provoca un desgaste superior al anterior. Pero no te alarmes, nos pasa a todos, mantener la atención en diferentes focos a la vez está demostrado que hace que aumente la sensación de cansancio y que se reduzca de forma drástica tu productividad.

En lo particular, hace tiempo que intento gestionar la “sobredosis” de tareas e información a base de listados. Tengo listados de tareas, de lecturas pendientes, de la compra, de gente, de cosas que tengo que llevarme de viaje… ¡listas para absolutamente todo!

Tenerlo todo ordenado por listas me permite atender un tema concreto, poder dedicarle el 100% de mi atención durante un rato y cerrarlo -definitivamente o no- gracias al control que me permite llevar listas de tareas.

Y, hablando de cerrar temas… hace unos días en clase, le explicaba a un estudiante, ante su incredulidad, que tenía que ser más vago. No és la primera vez que lo hago y hace años que lo defiendo a capa y espada: “definitivamente, tienes que ser más vago”.

¿Más vago?

Sí, más vago… pero estratégicamente vago, inteligentemente vago.

Ser estratégicamente vago te permite dedicar esfuerzos a no repetir tareas, en aprender cosas que te hagan ser más eficiente y más eficaz, en resumen, a aprovechar mejor el tiempo.

Aprender una combinación de teclas que te permita convertir una selección de texto en un título en un editor de texto puede parecer una tontería, pero ¿cuántas veces has hecho esto al largo de tu vida? Si hubieses ahorrado un par de segundos en cada situación, ¿te imaginas la cantidad de horas que habrías recuperado?

En trabajos mecánicos, disponer de las herramientas necesarias para poder hacer el mismo trabajo en el menor tiempo posible parece obvio… pero entonces, ¿por qué los trabajadores del conocimiento no hacen lo mismo si está al alcance de su mano?

Aprender a abrir y cerrar temas en lugar de mantenerlos abiertos te hace más eficiente, te permite focalizar más tu esfuerzo y, además, sentirte más descansado… y si para aprender esto hay que ser vago, ¡adelante!

¿Soy un vago? Sí, gracias, pero uno estratégico.